Siempre resulta interesante echar una ojeada a la selección de las 50 mejores webs del año de la revista Time. En términos generales no me he encontrado con grandes sorpresas, pero sí con un excelente ejemplo de crowdsourcing: LastFM.
No hay duda de que LastFM es una de las propuestas de radio online más sólidas en la actualidad, sin olvidar su potencial como plataforma social. Amigos, «vecinos», comunidades, agenda de conciertos y, sobre todo, una excelsa capacidad de realizar recomendaciones al usuario valiéndose del historial del mismo. ¿Cómo? Por analogía: si a este usuario le gusta X y a estos otros 1000 usuarios a los que les gusta X también les gusta Z, es probable que al usuario en cuestión le guste Z también.
Pero… al margen del soporte lógico, ¿cómo clasifica LastFM el ingente catálogo musical que pone a disposición de sus usuarios? Pues mediante etiquetas que asignan los propios usuarios. Y si hay algo que está claro es que… ¡funciona! Y no sólo eso, sino que la información sobre los artistas es un wiki alimentado también por los usuarios.
Desde el pasado mes de marzo la radio en streaming es una prestación premium en los mercados que no resultan publicitariamente rentables para la compañía (es decir, todos salvo Alemania, EEUU y Reino Unido). Ya veremos si el valor añadido que ofrece una cuenta de pago es suficiente para obtener una masa crítica de suscriptores que rentabilice este servicio.
LastFM me parece un proyecto apasionante, con Visión, y sobre el que volveré más adelante, ya que le sigo la pista de cerca desde hace años.