Leo hoy que los dominios .es, como el de este blog, están de cumpleaños: 20 añitos, nada más y nada menos.
Si hay algo que no deja de parecerme curioso es la «avalancha» de registros en 2007, cuando se autorizó la utilización de todos los caracteres propios de las lenguas oficiales en España (á, à ; é, è; í, ï; ó, ò; ú, ü, ñ, ç y l geminada). Digo que me parece curioso porque me resulta difícil eludir el «sesgo profesional» y escoger un dominio adecuado me parece fundamental para posicionarse en la red. En el caso de empresas con una ñ en su nombre comercial no dudaría en registrar el dominio .es con eñe, pero sin olvidar el .com (como mínimo).
Pero bueno, aunque nosotros estamos habituados al código ASCII es recomendable recordar siempre que vivimos en una torre de babel. Así, el ICANN aprobaba el mes pasado la inclusión de caracteres no latinos en las direcciones web. Es evidente que hay millones de internautas con teclados en cirílico, árabe, hindú o chino mandarín… y que cada mercado necesita un tratamiento personalizado. También en la red.
Qué fácil es recurrir al típico «piensa global, actúa local», y qué difícil hacerlo. Y, sobre todo, hacerlo bien.