Hoy tan sólo quiero dejar constancia aquí de algunas reflexiones al hilo de mi último viaje de trabajo.
Supongo que cualquiera que haya tenido la oportunidad de participar en acciones para la promoción de la exportación como las que llevan a cabo el ICEX o las diferentes Cámaras de Comercio es consciente de que estas experiencias son fuentes inagotables de anécdotas. Qué queréis que os diga, circular en un confortable Mercedes C180 por las tortuosas carreteras de los Cárpatos con un chófer con perfil de Ángel del Infierno y el tema central de la BSO de El Mariachi como tono de móvil es, cuando menos, curioso.
Otra cosa que no deja de parecerme curiosa es la diferencia en la conservación arquitectónico-monumental de capitales de países tan cercanos -en geografía y circunstancias- como Hungría y Rumanía. Es cierto que en ambos casos se nota la huella que ha dejado el periodo comunista, pero Budapest conserva su centro urbano en mucho mejor estado que el caos arquitectónico y automovilístico de Bucarest, una ciudad llena de contrastes.
Más cosas. ¿Qué me decís de un aeropuerto en el que es posible encontrar un acceso wi-fi gratuito? Desde mi punto de vista se trata de algo totalmente extraordinario (por lo atípico). Hablando de accesos a internet, otra cosa que no deja de sorprenderme es el hecho de que hoteles pertenecientes a una misma cadena (y estoy pensando en los Hilton concretamente) tengan políticas diferentes en lo que al acceso a la red se refiere. Creo que en los tiempos que corren y con lo que cuesta pernoctar en unos de estos establecimientos deberían ofrecer conexión gratuita a la red en todas sus habitaciones. Entre otros motivos porque puedo decir por experiencia propia que hoteles con menos estrellas pero quizás más pendientes de las necesidades de sus clientes ofrecen este servicio desde hace tiempo.
Bueno, dejo a un lado las batallitas por hoy y me despido con un consejo para los que estéis planeando viajes de este tipo: tratad de concretar vuestros objetivos y preparadlos con antelación suficiente, es la única forma de minimizar los imprevistos y las sorpresas de última hora, y de lograr que sean productivos. Al fin y al cabo no dejan de ser una considerable inversión de recursos que es necesario rentabilizar al máximo. Como siempre.