Alejándose para mucho tiempo de la gente querida, a la que, muy de vez en cuando, visitan en vacaciones cada vez más cortas, sabiendo que no podrán estar con ellos cuando vayan al hospital, o mueran; y a los que, si alguien avisa con tiempo, quizá lleguen a acompañar en su entierro. Aunque también puede ocurrir que haya suerte, y los padres, o el perro que acompañó su vida durante diez o doce años, esperen a morirse cuando están en casa, de vacaciones.
Fragmento extraído del artículo de Arturo Pérez Reverte titulado «Los que no salen en la foto».
Este artículo ha llegado hasta mí a través de uno de esos jóvenes a los que Arturo Pérez Reverte describe en este artículo. Uno de esos jóvenes a quienes comprendo perfectamente, por varias razones: en primer lugar, porque hace tres años yo no hice exactamente lo que describe el artículo porque el fallecimiento de mi padre se interpuso en mis planes; en segundo lugar, porque soy un emigrante, aunque en mi caso se trate de una migración interna y no se deba a razones económicas.
La crisis no amaina. Rondando los cinco millones de desempleados, no parece que la tendencia vaya a invertirse a corto plazo. Sin embargo, lo más preocupante no me parece el presente, sino el futuro. En varias conversaciones recientes he compartido con mis interlocutores la siguiente reflexión sobre el panorama laboral y, por extensión, económico en este bendito país. Ahora mismo nos encontramos con:
- Demandantes de empleo mayores de 50 años.- Hay una generación de trabajadores con más de cincuenta años que probablemente nunca volverán a reincorporarse al mercado laboral.
- Demandantes de empleo menores de 30 años.- Por una parte, nos encontramos con una cantidad apreciable de chavales sin cualificación que empezaron a trabajar muy jóvenes y que ahora mismo lo tienen realmente complicado para encontrar empleo y/o reciclarse; por otra parte, un nutrido grupo de jóvenes que han finalizado con éxito una formación académica al más alto nivel pero que, al carecer de experiencia profesional reseñable, tampoco pueden acceder al mercado laboral. Hay incluso quien se atreve a dar cifras… «Unos 900.000 jóvenes parados no están cualificados para trabajar».
- Y eso sin olvidar a los que se deciden a buscar oportunidades más allá de nuestras fronteras, que tampoco son demasiados.
A pesar de los esfuerzos de ICEX por convencernos de lo contrario quizás el título de esta entrada debería ser: ¿tiene futuro España? ¿O quizás debería decir tiene futuro Españistán?
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