Saber tomarse las cosas con humor me parece muy importante. Y es que, en ocasiones, dan ganas de pedir un tiempo muerto. Que se detenga todo durante unos instantes, por favor.
Sin embargo, rara vez es posible permitirse una licencia de tal calibre, de modo que no queda más remedio que armarse de coraje, paciencia, o de lo que buenamente se pueda, y buscar encontrar soluciones.
Durante los últimos meses he vuelto a sentirme así en más de una ocasión, por diferentes motivos. Y la cuestión es, como siempre, ¿cuál es el secreto para salir airoso de este tipo de situaciones? Buena pregunta, ¿verdad?
Supongo que la respuesta debe incluir siempre una gestión de agenda ejemplar: priorizando, diferenciando lo urgente de lo importante, estimando de forma certera la duración de las tareas previstas, delegando cuando es posible… afinando, y mucho. O intentándolo, al menos.
Ya dedicaré unas líneas a los recursos a emplear para tratar de avanzar en esta dirección, que el tema lo merece.
Economía Sencilla dice
Estoy de acuerdo, a veces hay que hacer un paréntesis, una parada… si pudiéramos. Gestionar bien la agenda, diferenciar lo importante de lo urgente, saber delegar, son sin duda cuestiones básicas que debemos realizar adecuadamente.
En ocasiones, por utilizar un símil futbolístico, pararse un poco y levantar la cabeza, triangular un poco buscando algún hueco, puede ser una opción mucho más provechosa que jugar «al patadón».
Estaré al tanto de tus nuevos comentarios sobre esta materia…
Un saludo
Pablo Rodríguez
Alfaya dice
¡Bienvenido!
No hay duda de que lo ideal sería poder dedicar tiempo suficiente a planificar y organizar, pero cuántas veces el día a día exige «apagar fuegos» constantemente… todo un desafío, desde luego.
Muchas gracias por tu visita y por tu aportación, en breve segunda entrada sobre esta materia.