Hace no demasiado reivindicaba el «Derecho a Equivocarse». Y es que, además de ser fundamental en el proceso de desarrollo profesional de cualquier trabajador, es también una excelente oportunidad para formar equipo y/o desarrollar el liderazgo en una organización:
- Por una parte, los errores posibilitan el trabajo en grupo a la hora de prevenir, identificar y corregir, siempre y cuando el planteamiento sea adecuado. Me parece fundamental evitar las «cazas de brujas» y centrar la atención en el proceso en sí. Digamos que depurar responsabilidades es necesario, claro está, pero no como fin, sino como medio para continuar avanzando por la senda de la mejora continua. Recomiendo esta entrada titulada La Clave del Éxito del Pep Team en GurúsBlog, que versa sobre la importancia de las travesías del desierto para «hacer piña».
- Por otra parte, el proceso descrito en el párrafo precedente posibilita el desarrollo del liderazgo en el seno de la organización. Es normal que el proceso de subsanación de errores sea dirigido por compañeros con mayor experiencia («tutores») o un superior jerárquico (que se supone que lo es por algo. He aquí una inmejorable oportunidad para guiar a los demás, sean o no subalternos.